LA PESTE
A Werner Herzog
...y en lugar de entristecerlos,
el aviso de la muerte, los liberó.
Exprimieron horas de la luz
como jugo de las uvas.
Bailaron,
cantaron,
se enamoraron.
Olvidaron sus penas para siempre.
Todos abrazados,
eligieron sonreír
y cometer un último pecado:
Vivir.
César Guerrero Arellano (1978)
Apuntes del subsuelo, Ed. Urdimbre, México, 2005 (2ª), p. 39.
ISBN: 968-5601-20-8
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