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Mostrando entradas de 2021

"Apuntes del subsuelo" (poemario de César Guerrero)

  APUNTES DEL SUBSUELO César Guerrero Primera y segunda edición (2002 y 2005) de "Apuntes del subsuelo", de César Guerrero Arellano ÍNDICE El retorno de Eurídice . Introducción de Javier Mardel Apuntes del Subsuelo  Desdoblamiento Mefistófeles Las Gárgolas de Le Corbusier   Dos Visiones Necrópolis Nada y Penumbra   Entre Riberas Indecisas   La muerte de Virgilio Paisaje Desértico Despeñadero   Yuma, Arizona   El Escorial   Manhattan habla al Cementerio de la Catedral de San Pablo La Peste   Primera edición: Fundación Trabajadores Pascual y del Arte, A.C., México, D.F., 2002 Segunda Edición: Ediciones Urdimbre, A.C., 2005. © César Guerrero © Javier Mardel © Mauricio Vega © Ediciones Urdimbre, A.C.     Camino a Santa Teresa 281     Col. Jardines del Pedregal, 01900, México, D.F.     e_urdimbre@yahoo.com.mx

Introducción. "El retorno de Eurídice" (sobre "Apuntes del Subsuelo") - Por Javier Mardel

INTRODUCCIÓN El retorno de Eurídice (sobre Apuntes del subsuelo ) Diestro con la palabra, vasto en el lenguaje, acertado en las imágenes, atrevido con el asunto y, encima de todo, airoso en la empresa. Hablar de César Guerrero, el poeta, con el conocimiento necesario de su trabajo y persona, no representa mayor dificultad. Bastaría decir que es imposible reparar en ese conocimiento sin notar una clara manifestación de la Poesía en cada línea desguindada de su mano. Bastaría acaso decir que son verdaderamente pocos quienes pueden sentirse favorecidos por ese influjo. Bastaría, en fin, leer un solo poema suyo para encontrar, en éste, la elemental sustancia poética que nos es común a todos y que, en las palabras del autor, nos lleva a vislumbrar el misterio de las cosas ocultas, nos pone al oído el susurro de nuestras propias emociones. César Guerrero es un poeta que se ha construido a sí mismo. En su trabajo pulsan, inalienables y en armónica conjunción, los dos atributos que constituyen

"Desdoblamiento" (poema)

  DESDOBLAMIENTO Un casco de cerveza estalla en el filo de la acera. Cuatro pasos      vuelven a ser un par      que improvisa su destino,      arrojados de súbito      a la frialdad del limbo indescifrado      que han hecho de sí mismos      y se miran aleteando a ras del suelo,      como pescados fuera de contexto. A espaldas de la luz      algunos se sumergen en orgía      de personalidades trastocadas.      Luego un Maelström insondable      aparece en su mirada,      ávida de monstruos que la engullan. Otros      sobreviven      y aprenden la elegancia del vigía.      Su piel se torna mármol,      como estatuas que se ocultan carcomidas.      Aprenden a paladear el silencio con las yemas del aire      y a descifrar sus callejones      Taxidermizan sueños ajenos,      entre multitudes de íncubos y súcubos      que de anonimato los visten. Los desalados ángeles      se mueven con parsimonia de felinos      en la transpiración de sombras que exhalan las paredes; sus siluetas      se

"Mefistófeles" (poema)

  MEFISTÓFELES Eritis sicut Deus, sientes bonum et malum (Gen, 3:5) Una vez que los espíritus fáusticos me invocaron fuera de la cuadratura del círculo, que sus miradas inquisidoras transgredieron conmigo el miedo al movimiento  y tomaron en sus manos las riendas del destino, hube de disolver las riberas que se ofrecieron al hombre y por el hombre creadas,  derrumbé sus techos y desgarré sus vestimentas a fin de que sus ojos pudieran hurgar en sus entrañas. Quebramos en pedazos, inmisericordes, sin pausa, cada una de las imágenes que sus ojos bebían,  las formas ingeridas en sus pieles mortales,  hasta moler sus restos en granos más finos que el polvo y los extendimos sobre la mesa de disección del horizonte y el viento y el agua y la luz las disolvieron en su lente diáfano y pudimos escudriñar por vez primera el rostro oculto de su fuente. Desafiamos a la muerte con soberbia en nuestros actos. Fue entonces que dudamos de nuestros sentidos, de los caminos señalados por nuestros atavism

"Las gárgolas de Le Corbusier" (poema)

  LAS GÁRGOLAS DE LE CORBUSIER La casa es una máquina de vivir Le Corbusier ...y se alzaron muros sencillos, blancos; ventanales que no dejaban lugar a dudas; desaparecieron los rincones por imprácticos, y eran simples las escalinatas. Cada centímetro estaba calculado, cada ladrillo se repetía en otro que tampoco tenía nombre, cada punto seguía a un punto y éste a otro y sucesivamente. Ventanales transparentes, por los que entra luz gris y sin contraste. Fueron enterrados los alambres, las antenas de hierro. Todo fue aún más preciso, hasta ser la suma exacta de las partes. No un hogar, tampoco una casa,  sino una imparable lavadora  de atormentados sueños multitudinarios, todos ellos semejantes, sueños arrullados por congeladores sin escarcha,  por el zumbido de afinados motores, No pesadillas de luz cálida sino blancas carreteras de neón. No polvo ni arena, sino hoyos negros domados con interruptores. Tampoco manos, brazos, pechos, sino cobertores eléctricos afuera de las pieles para

"Dos visiones" (poema)

DOS VISIONES A Santiago Cuenca Poblet I A mi izquierda me habla angustiado el poeta. Las palabras le faltan y las canas le sobran. En sus ojos ronda la muerte. II Baila Afrodita. Sus articulaciones mecánicas giran 360°.  Sus ojos no saben de amor  pero leen el calor cuando, en pago de su cuerpo amaestrado,  caen los denarios. Bajo su piel el silicio ha subyugado la vida. Su baile estremece. César Guerrero Arellano (1978) Apuntes del subsuelo , Ed. Urdimbre, México, 2005 (2ª), p. 22. ISBN: 968-5601-20-8 Fotograma de "Blade Runner" (1982)

"Necrópolis" (poema)

  NECRÓPOLIS Atarjeas en que se ahogan los peatones, angustia negra, pesadilla del poeta.  En estas esculturas de hormigón no pudo descubrirse nunca un gesto.  En la roca de estos cañones no se encontraron sino vetas verticales de acero.  Por las grietas que se hundían hasta perderse,  no hubo ríos escondidos, sino sombras;  y en ninguno de sus múltiples nichos  la visión de la cámara pudo atisbar el horizonte.  Estas rocas no son los rojos desiertos de Utah,  sino las piernas en que se apoyan cielos grises. Este resultó ser el paisaje natural de los aviones,  un bosque de grúas habitado por neumáticos.  Una ciudad ausente, sin ojos,  cadáver de espacios horizontales. Esta Polis de las companies, palacio  de apellidos multinacionales, es una Necrópolis de hombres, lugar  en que las calles son raíces insondables y los techos el invernal follaje de las nubes.  Sitio en que el mar es la antesala  de subterráneos ríos. Por sus puentes de orín transita  el fantasma herrumbroso de Caronte. C

"Nada y penumbra" (poema)

  NADA Y PENUMBRA A Cyrill Collard Duermen los niños con sus cabellos delicados sobre almohadas limpias. Duermen juntos los muslos sobre lechos tibios y seguros, convencidos de que faros velan las banquetas  y de que las cloacas han quedado bien selladas. Sí, bien selladas. Trabajan las bombas como Goliats domados  para que ascienda hasta los blancos mosaicos, limpia, el agua. Otros tubos abren además sus fauces tras las rejillas-bozales con que resguardan su aliento, prestos a tragarse los pecados del mundo, el pus de sus heridas infectas, sus dolores ocultos  y los secretos innombrables. Se agitan sin embargo las entrañas de los puentes, donde la luz no existe. Bajo las calles, entre raíces de casas y edificios, tras muros inmunizados con cal,  siniestras sombras desfilan ciegas reconociéndose en el tacto, como reconoce al techo el humo que escapa sensual  de la colilla inerte de un cigarro. A las educadas márgenes del río, bajo el murmullo de las autopistas, yacen varillas, esquelet

"Entre riberas indecisas" (poema)

  ENTRE RIBERAS INDECISAS Agobiado por el rostro omnipresente de mi rostro, reflejado y suspendido, me asedian las visiones sobre un cristal de aire sin sustento; me envuelve su tangible promesa, ignominiosa y bella,  para desvanecerse al día siguiente. Entonces, el eco sordo de mi aliento me cuestiona desde la hierba muerta. Huyo y retorno al delirio, sin permanecer nunca, temeroso de respuestas que procuran anularme.  Confundido por árboles de savia inerte entre los que pretende guarecerse mi presencia abandonada a su propio tacto y sombra, represento una comedia infernal, una farsa idiota ante el ojo ausente y sin sentido de la Luna.  Desde ese espejo de luz fría, sus dedos de blancura ignota  extienden un sendero poblado por agudas navajas de luz  que ofrecen su salida hermosa  sobre el abismo incierto de la noche. Deseoso de la inconsciencia eterna el dolor cierra los ojos  y salta con las patas quebradas hacia ella. Pero gana el lobo que despierta de nuevo  a un alba gris y morte

"La muerte de Virgilio" (poema)

  LA MUERTE DE VIRGILIO A Cristián Hubo un pálido reflejo azul  en cada gota de lluvia que caía. Los gatos concentraron silenciosos y por horas su mirada en los rincones. Con su dulzura desolada, Billie Holiday estremeció el polvo acumulado en sus libreros, por debajo de la puerta  salieron pudorosas las volutas de humo  y, olvidado en una taza fría, palideció el aroma del café. Innumerables páginas posaron en derredor suyo, conjurado ya el temor al fuego y limpias de cualquier ceniza. Vinieron el juglar desde su exilio, la ternura mancillada, los magos en descrédito, con sosiego los rebeldes, y una multitud que, sin conocerle, se supo comprendida. Las barcas, otrora sostenidas  por sus hombros de profundas aguas, lo llevaron a la superficie. Duendes le cobijaron con cuentas de vidrio, coronas de flores se tejieron con hojas de tabaco y la jungla asediada anidó por un instante entre sus brazos. Es así que su cadáver fue puesto bajo tierra. Entre callejones y ductos oxidados cubiertos p

"Paisaje desértico" (poema)

  PAISAJE DESÉRTICO Sentado sobre mi sepultura escucho el murmullo de mis huesos. Mi vista se empolva con la fineza granulada del sepia; mis labios se ahuecan como una caverna milenaria. Rastro y rostro se confunden con las grietas en el suelo; las manos y los pies se me van desmoronando como barro. Miro las montañas que se evaden a lo lejos, planas e inexpresivas como el horizonte, y sé que ocultan el presentimiento del vacío. Resguardado en el valle del silencio  siento desaparecer las huellas de mis conatos de huida a ningún sitio; tras el soplo reservado de mi ausencia, decido expulsar al tiempo y me detengo. Aquí sigo, en el centro mismo del silencio, como montículo metamorfoseándose en roca bajo la pureza quintaesenciada y aplastante del azul cobalto; con su ubicua y circundante luz que a la sombra somete, quemada ya de toda superficie sin relieve. Palpo mientras tanto el golpe seco y sordo de mis huesos, traduciendo silenciosamente en clave esa irreverencia suya  al destino ingr

"Despeñadero" (poema)

  DESPEÑADERO Todo se desvanece como el sonido azul  de un avión que se aleja, desfalleciente, hasta no ser sino un punto, índigo o blanco, negro o gris, mas sin contraste, ahíto de espacio,  anegado de vacío. Arribar a puerto cuando el barco se ha ido y las amarras rotas golpeando, desvanecidas, sobre el muelle de roca atadas a puerto como las algas   sobre el muelle de roca. Arder como un quinqué a mediodía, brillar como una estrella huyendo para buscarse  tras un cielo nublado,  fuera de sí misma. ¿Quién es quién? ¿Cuál eres tú?  ¿Cuál soy yo? Las espadas hieren el aire. El aire no silba. Tampoco se expande el metal. No reverbera al caer, vencido, sobre el muelle de roca         sobre el muelle de roca. César Guerrero Arellano (1978) Apuntes del subsuelo , Ed. Urdimbre, México, 2005 (2ª), pp. 33. ISBN: 968-5601-20-8

"Yuma, Arizona" (poema)

  YUMA, ARIZONA Amargo como el rostro del café y sobre un camino anónimo; a resguardo del cielo a fuego vivo. De los pliegues de sombra salen dedos de tierra afilando cuatro cuerdas como cuchillos blancos. Sobre la carne seca del tiempo, de ayes vagabundos, cuchillos agudos como espuelas. La sangre hurga inexistentes poros, bulle agónica, derramada, sedienta,  bajo la visión impávida, bajo la mirada de acero del lagarto que marcha a los subsuelos.  Las venas,  así arrojadas a la arena  como una red astrosa, se tornan cicatriz inútil sobre la sal de piedra. César Guerrero Arellano (1978) Apuntes del subsuelo , Ed. Urdimbre, México, 2005 (2ª), pp. 34. ISBN: 968-5601-20-8

"El Escorial" (poema)

  EL ESCORIAL Y esto que yo edifico no es piedra, sino alma, el fuego inextinguible "Silla del Rey" Luis Cernuda No hay eco que recorra estos pasillos de mármol, ni ojos que miren los sueños del bosque que los vitrales interpretan. La luz cristaliza sobre manos ausentes buscando los cubiertos de plata en que orgullosa deseaba mirarse. Entre muros vacíos de conversaciones reina el silencio como sombras en la noche, y los colmillos del frío ahuyentan el vuelo de las aves. Hay quien dice que las veredas esconden el recuerdo inalterado de ingrávidas carretas transportando a la real estirpe de cadáveres, al polvo de los Dueños del polvo. La tierra recuerda en el estío el sudor de los pies que levantaron el monasterio en que la muerte reza. Sobre la dura piel del granito,  entre las piedras venidas desde lejos para alzarse sobre el cuero de la tierra de España, flores negras ofician la memoria de los héroes  en el día de San Lorenzo. Este palacio yace como cadáver del tiempo; duerm

"Manhattan habla al cementerio de la Catedral de San Pablo" (poema)

  MANHATTAN HABLA AL CEMENTERIO DE LA CATEDRAL DE SAN PABLO Caccianli i ciel per non esser men belli, né lo profundo inferno li riceve [...] Questi non hanno speranza di morte, e la lor cieca vita è tanto bassa,  che ´invidiosi son d’ogne altra sorte. Fama di loro il mondo esser non lassa; Dante Alighieri, Inferno, Canto III. Muertos del agónico 1700: ¿Qué oscuro misterio ha borrado los nombres de sus lápidas? ¿Qué rencoroso anatema ha trocado las gotas de lluvia por besos marchitos de hollín? ¿Dónde el viento que arranca letanías a los árboles de cementerio? ¿Quiénes son los ladrones que hurtaron el manto inexpugnable del sol? ¿Dónde ha quedado la luz que levanta las flores sobre el pecho de los muertos? Ennegrecidas, desgastadas piedras  sobre un terrón de hierba enferma: Debajo, por corroídos túneles  gritan gusanos de hierro  arañando sus espaldas.  Por laberintos de hormigón y vidrio negro, al fondo de aquel callejón,  la brisa marina se confunde y se suicida; y a lo lejos, aúlla