ENTRE RIBERAS INDECISAS
Agobiado por el rostro omnipresente
de mi rostro, reflejado y suspendido,
me asedian las visiones
sobre un cristal de aire sin sustento;
me envuelve su tangible promesa,
ignominiosa y bella,
para desvanecerse al día siguiente.
Entonces, el eco sordo de mi aliento
me cuestiona desde la hierba muerta.
Huyo y retorno al delirio,
sin permanecer nunca,
temeroso de respuestas
que procuran anularme.
Confundido por árboles de savia inerte
entre los que pretende guarecerse mi presencia
abandonada a su propio tacto y sombra,
represento una comedia infernal, una farsa idiota
ante el ojo ausente y sin sentido de la Luna.
Desde ese espejo de luz fría,
sus dedos de blancura ignota
extienden un sendero poblado
por agudas navajas de luz
que ofrecen su salida hermosa
sobre el abismo incierto de la noche.
Deseoso de la inconsciencia eterna
el dolor cierra los ojos
y salta con las patas quebradas hacia ella.
Pero gana el lobo que despierta de nuevo
a un alba gris y mortecina,
y emprende así una huída más,
confirmando nuevamente mi impotencia,
hacia la imprecisión inagotable de la estepa.
(Harry Haller)
César Guerrero Arellano (1978)
Apuntes del subsuelo, Ed. Urdimbre, México, 2005 (2ª), pp. 27-28.
ISBN: 968-5601-20-8
"Entre riberas indecisas", Mauricio Vega, 2002. |
Comentarios
Publicar un comentario