DESDOBLAMIENTO
Un casco de cerveza estalla en el filo de la acera.
Cuatro pasos
vuelven a ser un par
que improvisa su destino,
arrojados de súbito
a la frialdad del limbo indescifrado
que han hecho de sí mismos
y se miran aleteando a ras del suelo,
como pescados fuera de contexto.
A espaldas de la luz
algunos se sumergen en orgía
de personalidades trastocadas.
Luego un Maelström insondable
aparece en su mirada,
ávida de monstruos que la engullan.
Otros
sobreviven
y aprenden la elegancia del vigía.
Su piel se torna mármol,
como estatuas que se ocultan carcomidas.
Aprenden a paladear el silencio con las yemas del aire
y a descifrar sus callejones
Taxidermizan sueños ajenos,
entre multitudes de íncubos y súcubos
que de anonimato los visten.
Los desalados ángeles
se mueven con parsimonia de felinos
en la transpiración de sombras que exhalan las paredes;
sus siluetas
se deslizan por el follaje confuso
de ventanas huecas,
de postes erguidos enigmáticamente como monolitos milenarios,
de árboles sepultados en negrura,
bajo la mirada ausente de estrellas ya muertas.
Ahora saben que corre por su sangre la niebla impune del tiempo desdoblado.
César Guerrero Arellano (1978)
se deslizan por el follaje confuso
de ventanas huecas,
de postes erguidos enigmáticamente como monolitos milenarios,
de árboles sepultados en negrura,
bajo la mirada ausente de estrellas ya muertas.
Ahora saben que corre por su sangre la niebla impune del tiempo desdoblado.
César Guerrero Arellano (1978)
Apuntes del subsuelo, Ed. Urdimbre, México, 2005 (2ª), pp. 15-16.
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