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"El Escorial" (poema)

 

EL ESCORIAL


Y esto que yo edifico
no es piedra, sino alma, el fuego inextinguible


"Silla del Rey"
Luis Cernuda


No hay eco que recorra

estos pasillos de mármol,

ni ojos que miren los sueños del bosque

que los vitrales interpretan.


La luz cristaliza sobre manos ausentes

buscando los cubiertos de plata

en que orgullosa deseaba mirarse.


Entre muros vacíos de conversaciones

reina el silencio como sombras en la noche,

y los colmillos del frío ahuyentan el vuelo de las aves.


Hay quien dice que las veredas esconden

el recuerdo inalterado de ingrávidas carretas

transportando a la real estirpe de cadáveres,

al polvo de los Dueños del polvo.


La tierra recuerda en el estío el sudor de los pies

que levantaron el monasterio en que la muerte reza.


Sobre la dura piel del granito, 

entre las piedras venidas desde lejos

para alzarse sobre el cuero de la tierra de España,

flores negras ofician la memoria de los héroes 

en el día de San Lorenzo.


Este palacio yace como cadáver del tiempo;

duerme sobre hierba que no crece bajo el peso de su espalda,

sobre agua que no aflora, bajo el sol que no le hiere.


Felipe II ha reunido en él a su familia,

expiada ya de angustias y de intrigas;

mas alfombras y manteles no registran barro ni migajas,

y la lascivia del vino no resbala por las copas.


No hay conquistas ni lejanas campañas

sino el claustro donde los adalides callan.

Los bronces de Leoni los custodian,

y geniales lienzos embellecen el polvo

de los Dueños del polvo que,

alzado por anónimos brazos,

concebido por sobrios arquitectos,


      les resguarda.


César Guerrero Arellano (1978)
Apuntes del subsuelo, Ed. Urdimbre, México, 2005 (2ª), pp. 35-36.
ISBN: 968-5601-20-8




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